¿De qué manera el Materialismo Histórico arroja luces para una concepción teórica de la historia hacia la Transformación Social?

  1. Resumen

El propósito de este ensayo es realizar un recorrido por los principales pensadores que abordan la temática del Materialismo Histórico, para acercarse a una reflexión, que sitúe a este mismo, dentro de la disciplina de la  Historia en la actualidad y así señalar algunos aspectos acerca de cómo esta concepción puede ofrecer alternativas para el análisis de los procesos históricos y plantear algunas relaciones con una postura  crítica y propositiva, hacia una Transformación Social.

Cabe decir que debido a diferentes limitaciones este ensayo corresponderá a un análisis sucinto que busca ofrecer algunas reflexiones historiográficas al tema objeto de investigación, sustentadas con las fuentes que posteriormente referenciaré, sin pretensiones de erudición.

Los principales textos de los cuales se nutre este trabajo van desde análisis que hace Marx, pasando por importante pensadores marxistas, desde Lukacs, Korsch y  Habermas, pasando por Hobsbawm, Anderson, Thompson, hasta análisis mucho más recientes.

 

  1. ¿Qué se conoce como Materialismo Histórico?

Se habla de este concepto para hacer referencia a una teoría y una práctica, que en un comienzo fue elaborada por Karl Marx, seguida de Federico Engels y de ahí en adelante un sin número de teóricos. En  ese sentido es pertinente hacer referencia a la tesis XI de Feuerbach:

 

“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos

modos el mundo pero de lo que se trata es de transformarlo.”  (Marx, Karl, 1845)

 

En efecto, vamos a ver cómo lo que trata de decir Marx con esta Tesis, es que la mayoría de pensadores e intelectuales importantes contemporáneos y pasados a él, de lo que se habían esforzado en hacer, era en ofrecer diferentes interpretaciones del mundo, que no iban acompañadas de una praxis transformadora. No pretendía la abolición de la teoría, sino una ruptura con los pensadores que se dedicaban a describir la realidad, con pretensiones de objetividad y fidelidad de los hechos. Por su parte él ofrecía un análisis desde una perspectiva propositiva de la sociedad y de la historia (Harnecker, Marta, 1984):

La tesis XI sobre Feuerbach indica, por lo tanto, una ruptura con todas las teorías filosófica acerca del hombre y de la historia que no hacen sino interpretar el mundo, y anuncia la llegada de una teoría científica nueva, la teoría científica de la historia o materialismo histórico, que funda un campo científico nuevo: la ciencia de la historia, de la misma manera que la teoría científica de Galileo funda un nuevo campo científico, la ciencia física (Harnecker, 1984).


Gracias al legado de Marx ocurrió un rompimiento en la metodología histórica del siglo XIX, que pasó de ser una narración cronológica de acontecimientos importantes que se centraban en los grandes hombres que hacían la historia, al análisis materialista de las relaciones sociales.

La propuesta en común de esta teoría-práctica es partir del análisis de las diferentes realidades históricas, teniendo en cuenta que cada una tiene condiciones materiales específicas, en donde lo que se busca es ofrecer categorías concomitantes y a partir de esta ver a las masas populares como las que cumplen el papel fundamental de alternativa de las condiciones históricas hacia un estadio evolutivo superior.

Es pertinente señalar aquí algunas apreciaciones que del Materialismo Histórico hacen teóricos que lo practican y lo defienden:

Por ejemplo Jürgen Habermas en su texto titulado Para la Reconstrucción del Materialismo Histórico (1981), arguye que este no es heurístico, sino que “es una teoría de la evolución social que a causa de su status reflexivo, también resulta informativo para los fines de la acción política y que en circunstancias dadas, puede vincularse con una teoría y estrategia de la revolución” (Habermas, 1981).

Por su parte Perry Anderson expresa que “La característica del tipo de crítica que en principio representa el Materialismo Histórico es que incluye la forma indivisible e incansable la autocrítica, es decir, el marxismo es una teoría de la historia que pretende ofrecer a la vez una historia de la teoría”(elorbita, 2011).

Ahora bien, en torno al aporte del marxismo a la disciplina histórica, el modelo teórico del Materialismo Histórico es, sin lugar a dudas, el aporte más significativo, puesto que parte de la crítica a la creencia de que el mundo inteligible domina y configura todos los aspectos de la vida humana y en ese sentido plantea que la vida material y su experiencia con la compleja red de relaciones son los que determinan la conciencia o en palabras de Hobsbawm “el argumento crucial sobre la concepción materialista de la historia se ha referido a la relación fundamental entre ser social y conciencia”(Hobsbawm, Eric, 2002) en donde las condiciones materiales son factores determinantes para el devenir del hombre en su interacción con la naturaleza.

  1. Discurrir del Materialismo Histórico:

En este apartado se tratará de exponer de manera muy breve, el transcurrir del Materialismo Histórico: Para empezar hay que recalcar que si bien la primera persona que hace alusión explícita sobre esta teoría es Marx, evidenciado en textos como: El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852) y La guerra Civil en Francia (1871), va a ser Federico Engels el que se encargará de  dar una exposición más general, con textos como el Anti-Dühring en respuestas a nuevas organizaciones obreras en el continente (Anderson, Perry, 1987).

Después de estos dos precursores, vamos a ver una generación homogénea a grandes rasgos, que la historiografía marxista, denomina marxistas clásicos, que se caracterizan principalmente por un optimismo y unión entre la teoría y la práctica. La mayoría de estos tuvo estrechas relaciones con el movimiento obrero, la conformación de partidos políticos de izquierda y su actividad teórica residió especialmente en los problemas de tipo económico y político. Algunos de estos pensadores son: Labriola, Mehring, Kautsky, Plejánov, Lenin, Luxemburgo, Hilferding, Trotski, Bauer, Preobrazhenski y Bujarin.

De la misma manera es importante señalar que Lenin tuvo la fortuna de “la construcción sistemática de una teoría política marxista de la lucha de clases, en el aspecto organizativo y táctico” (Anderson, 1987),  debido a su participación y liderazgo en la primera revolución autodenominada socialista una Revolución no burguesa. Lo cual le dio vigor a dicha teoría, que implicaba una postura frente a la transformación social.

Luego de esto vamos a ver cómo la Primera Guerra Mundial divide al materialismo histórico, en consecuencia, ya no hay una correspondencia tan explícita entre teoría y la realidad del movimiento obrero. Esto debido a varios factores, entre estos a la ascensión del estalinismo, la crisis capitalista de 1929 y las dictaduras fascistas. De hecho, debido a los anteriores, la teoría marxista se vio silenciada durante el Periodo de entre-guerras y ya para la  Segunda Guerra Mundial, muchos de los pensadores tendrán dificultades que les impedirían un desarrollo exhaustivo de sus investigaciones, pero la unidad esencial entre teoría y práctica seguiría latente.

En Fráncfort, en 1923 se dio la creación del Instituto de Investigación Social Independiente, donde se desarrollaron estudios marxistas y que estaba vinculada a la Universidad de Fráncfort, así como mantuvo correspondencia con el Instituto Marx-Engels de Moscú.

Después de la Segunda Guerra Mundial hubo una configuración nueva del Materialismo Histórico que se denominó Marxismo Occidental. Se dio entonces un viraje tanto generacional como geográfico. Sin lugar a dudas, este era mucho más heterogéneo. En ella se pueden clasificar: Lukacs, Korsch, Gramsci, Benjamin, Horkheimer, Della Volpe, Marcuse, Lefebvre, Adorno, Sartre, Goldmam, Althusser y Colletti, entre otros. Se van a caracterizar por una ruptura entre la práctica política y la teoría. Así habían dos caminos: o estar ligado a un partido político, que los pondría en contacto con las masas y castrar la investigación teórica o realizar esta última sin un contacto con el movimiento obrero.

Entre los cambios más destacados vemos que se pasa del estudio de las estructuras políticas y económicas a la incursión en el campo de la filosofía. Con ello las universidades van a constituir a su vez el campo de batalla y el refugio de los marxistas. Ahora se hablaba del discurso del método para interpretar y transformar la realidad. Hubo un afán por buscar orígenes filosóficos antes que Marx y entonces habrá un híbrido entre sistemas de pensamientos ajenos a él.

La  unidad entre teoría y práctica ya no era lo realmente importante para esta nueva generación y por ende se llegó a una muy poca internacionalización. Debido a esto vemos que no hubo un análisis crítico serio que se hiciera entre estos autores, lo cual según Perry Anderson impidió una consciencia lúcida del edificio del Marxismo Occidental.

No obstante lo anterior, vemos que hubo innovaciones en las temáticas que abordaron estos pensadores: La preocupación por la cultura y con ella los estudios acerca del arte y la escritura. Así se le dio importancia a las superestructuras y a las preocupaciones por la ideología (Anderson, 1987).

Por otro lado es importante señalar que hubo una corriente que catalogaba al Materialismo Histórico como sinónimo de Determinismo Económico, la cual fue denominada por la historiografía como corriente Marxista Vulgar. Entre los preceptos que defendía estaban: las interpretaciones económicas, el modelo base-superestructura, la lucha de clases y la creencia de la evolución sistemática del hombre en la historia entre otros. Esto constituía un reduccionismo fatal a la perspectiva del Materialismo Histórico.

Posterior a esta postura, va a nacer la que se conoce historiográficamente como Marxista Británica. Caracterizada por origen geográfico igual y por presentar una postura revisionista a lo que había sido el marxismo hasta sus días, tratando una reconciliación no en todos los casos fructífera con la clase obrera en Inglaterra, a través de la relación con el partido de los obreros, llamado Partido Comunista Británico. A esta pertenecieron: Eric Hobsbawm, E.P Thompson y Perry Anderson entre otros. Por otro lado otra de las características en común es que asumen la lucha de clases alejándose del determinismo económico, que critican tratando de superar el modelo base- superestructura. Subrayando la importancia de la acción y de hacer un análisis de la historia desde abajo (Los marxistas británicos).

Estos planteamientos teóricos de esta última generación, entraban en confluencia con un cambio en la configuración política, inserta en dinámicas de globalización, que les permitieron hablar de una reconciliación entre la práctica y la teoría Materialista Histórica, que para el caso de Anderson se hace explícita en su confianza en una izquierda “independiente” basada en el trostkismo, aunque más adelante vamos a ver cómo se va prolongando una desesperanza  paulatina con respecto a una transformación social.

  1. Debate de la transformación social:

Ahora bien es importante señalar algunos aspectos concretos sobre el Materialismo Histórico como propuesta hacia una dinámica de sociedad diferente. En primer lugar vale la pena resaltar la distinción entre Materialismo Dialéctico y Materialismo Histórico, el primero hace referencia a la filosofía del Marxismo, mientras que el segundo gira en torno al devenir histórico de la sociedad y con él a una Ciencia Social que parte de las reflexiones marxistas, pero que no se queda solo en este pensador.

De la misma manera, hay que decir que desde la década de los sesenta a los ochenta, se comenzó una serie de debates que catalogaron como paradigmas en las Ciencias Sociales a las diferentes reflexiones epistemológicas, metódicas y técnicas. Donde los predominantes eran: el Neopositivismo, el Estructuralismo, el Funcionalismo y el Materialismo Histórico.

Este último tuvo para su fortuna el hecho de que Mario Bunge había introducido la separación metodológica de las Ciencias Sociales con respeto de las Ciencias Naturales. Lo anterior, da pie para hablar acerca de la lógica histórica, que se reconoce como diálogo entre los conceptos, como categorías históricas y los datos empíricos, en el marco de procesos históricos (Thompson, E.P, 1985). En ese sentido cabe hacer referencia a algunas aclaraciones de lo que se considera en la actualidad como teoría materialista de la historia:

  1. Se pretende como una teoría de la historia de las sociedades, que reconoce e identifica los elementos del estadio capitalista, pero que busca un cambio histórico.
  2. Reconoce el conocimiento histórico provisional, incompleto, selectivo y limitado por las preguntas que se le hacen a los datos empíricos.
  3. Trata de establecer categorías para analizar dichos datos, ajustándose a las mismas condiciones históricas, en forma de diálogo.
  4. Reconoce que los conceptos y las reglas históricas son flexibles
  5. Trata de comprender y proponer.
  6. Ve a la historia del presente como una continuidad no necesariamente ininterrumpida de procesos, sin dejar de lado la corta y mediana duración.

En síntesis, “El Materialismo Histórico se distingue de otros sistemas interpretativos por su consistencia obstinada (obstinación que a veces por desagracia, ha dado en doctrinarismo) en elaborar tales categorías, y por su articulación de éstas dentro de una totalidad conceptual” (Thompson, 1985).

5.Conclusiones:

Se sabe que desde sus inicios como vocación de género literario y pasión del conocimiento, la historia fue por excelencia la propaganda política de los gobiernos y los estados, o el despliegue de erudición de comunidades donde el conocimiento histórico era rigurosamente cultivado y de difícil acceso y comprensión, tendencias que por cierto siguen aconteciendo al día de hoy. Por lo tanto, no es de extrañar ni mucho menos debe sorprender que al día de hoy la historia mantenga el carácter fuertemente elitista y de vocación aristocrática que por mucho tiempo mantuvo y en buena medida reproduce, quizá ya no tanto por la cantidad de personas que la estudian, pero si quizá por los énfasis de sus temas de su estudio.

Sin embargo, la crisis de credibilidad por parte de la historia como la narrativa de un proceder de acontecimientos únicos e irrepetibles con los cuales se identifican moralmente sus herederos, se ve duramente cuestionado una vez irrumpen nuevos conocimientos y formas de educarse en ellos ante la emergencia de los movimientos revolucionarios de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, que como resultado una generación entera se vio criada bajo una concepción de la historia radicalmente distinta a la que impera entonces que atribuía a los hombres la incapacidad de hacer historia bajo preceptos enteramente autónomos y que estos tuviesen alcance universal. La primacía de la política y de los actores sociales a los que le da lugar se mantiene, pero esta vez cambia su manera de abordarse entorno surge el paradigma de la revolución y las causas de la misma. Hago referencia naturalmente, al impacto que las revoluciones burguesas tuvieron en la forma en que se piensa la historia, y por supuesto, la manera en que se hace, al fomentar por su influencia en todo el globo una verdadera historia universal, en donde la humanidad obtiene un mismo destino y propósito y en donde la idea de progreso arraiga definitivamente y de forma cada vez más pronunciada y brutalmente efectiva.

A más de dos siglos de dicho paradigma no son pocas las otras concepciones que se han enfrentado a dicha concepción de la historia, tanto por parte de culturas y civilizaciones que se resisten a compartir tal horizonte a costa de abandonar otros de tradición mucho más antigua, como de organizaciones políticas y religiosas que no se ven satisfechas en la falta de radicalización de sus, ya de por sí, fuertes implicaciones. Naturalmente es al ascenso y hegemonía del capitalismo que le debemos esta globalización de intereses y referentes con las cuales hoy nos tratamos de pensar históricamente, y es en dicha reflexión y esfuerzo por comprender tal proceso que la disciplina histórica ha tratado de darse un estatuto de ciencia y abrogarse la autoridad para interceder entre quienes usan de muchas explicaciones de índole histórica, para hacer incuestionable el orden existente y aquellos que tratan de mostrar el todo presente como insuficiente y todo pasado como indeseable. Pero el esfuerzo de comprender no es suficiente una vez los historiadores se han visto en la sin salida de lo imposible de agotar la última palabra sobre cualquier proceso, debido a las enormes masas documentales que los explican a la ausencia de abundancia de las mismas, y además, porque siguen siendo pocos los canales por los cuales adquieren credibilidad los resultados de sus investigaciones.

Quizás Marx y el materialismo histórico que mantiene por propuesta fue quien más se arriesgo a plantearse dicho problema una vez sentencia que el mundo no basta por comprenderlo, sino por transformarlo. Dicho personaje, del cual muchos dicen conocer bastante y otros nada, pero que aun así no deja de ser motivo de conversación de todos, es quizá después de largos años de su muerte quien haya planteado el curso y desarrollo de la historia con mayor contundencia que muchos otros, pero a su vez con implicaciones que al día de hoy dejan consternados a muchos de los que vieron en el materialismo histórico el método por excelencia para pensar la larga duración de los procesos y la totalidad de las variables que explican su desarrollo. Y ello por el profundo recelo que causa a muchos lo que pueda significar asumir el paradigma de la lucha de clases y el comunismo como fin de esta milenaria lucha. Quizá pueda ser ilustrativo el hecho de que, si al día de hoy pocos son los que lo leen y quienes lo han leído con rigor difícilmente se han hecho a toda su obra, el conocimiento de la misma no logra abarcar sino un treinta por ciento de lo publicado por Marx y Engels, como últimamente han venido afirmando los participes del proyecto editorial quizá más ambicioso del que se tenga conocimiento como es el proyecto MEGA (Marx-Engels-Gesamtausgabe).

Escrito por: Sofía López

Oficina de comunicaciones CdP